Djokovic y el Big 4
El podio olímpico del tenis mostró a una leyenda como Novak Djokovic, con sus frescos 37 años, y a dos jóvenes realidades como Carlos Alcaraz, de 21, y Lorenzo Musetti, de 22.
En esa foto de los medallistas queda resumido el legado que deja no sólo Nole con su oro, sino el Big 4 completo, un grupo de talentos que marcó una época del tenis y se despide en forma progresiva: retirados Roger Federer y hace unos días Andy Murray, con las dudas sobre el futuro de Rafael Nadal, las cuatro megaestrellas del tenis inspiran e inspiraron a las generaciones sucesivas a que abracen el espíritu olímpico.
Hoy parece normal, pero no era lo que ocurría con el tenis masculino en las primeras ediciones de los Juegos desde que el tenis retornó como competencia oficial, en 1988. Hubo casos en los que la cita olímpica complicaba el calendario entre Roland Garros, Wimbledon, el US Open y la Copa Davis, y algunas figuras eligieron ausentarse o no se presentaron en las mejores condiciones por priorizar su carrera en el circuito.
Djokovic, Federer, Nadal y Murray compitieron sanamente por la gloria en los Grand Slam y también en la cita olímpica. El británico, oro en Londres 2012 y Londres 2016, eligió a París 2024 para retirarse del deporte a los 37 años. Nadal, de 38 y oro en Beijing 2008 (también en dobles en Río 2016), tuvo en los Juegos de París a uno de los grandes objetivos del año junto con Roland Garros.
Y qué decir de Djokovic… Su gran sueño. Se recuerda sus lágrimas al perder en la primera ronda de Río frente a Juan Martín del Potro. La frustración de Tokio ante Alexander Zverev. “En tres de mis cuatro Juegos anteriores, perdí en semifinales. Llevé la bandera para Serbia en 2012, lo cual fue una de las mejores experiencias que tuve en mi vida, en mi carrera profesional. No sabía hasta hoy que había un sentimiento superior, que es ganar un oro para tu país. No podría estar más orgulloso y feliz”, dijo Nole.
Se notó en su llanto, en las carcajadas en el centro de la Philippe Chatrier. En la carrera por las gradas para encontrar a su familia y equipo. En la sonrisa en el podio. “Luego del bronce en Beijing, hubo tres Juegos Olímpicos en los que llegué como uno de los favoritos, sino el favorito al oro, pero no pude llegar al último paso. Fue mucha presión, mucha expectativa como en estos Juegos”, reconoció el serbio. Y dio la clave para su gran actuación del domingo, quizá la mejor del año.
“Cuando gané las semifinales, sentí un gran alivio, y eso me ayudó a llegar a este partido con más confianza, pegar más suelto y poder ganar medalla. No sentí que tuviera algo que perder”. Ciertamente, una medalla de plata a los 37 años, en su quinto Juego, con los problemas en su rodilla hace dos meses, ya habría sido una hazaña. El oro eleva su figura todavía más.
Curiosamente, se trató del primer título del serbio en el año (había alcanzado una sola final, en Wimbledon), en el que fue apenas su noveno torneo. No es casual que la racha se haya quebrado en una competencia como los Juegos Olímpicos. “Jugar para Serbia siempre fue mi mayor placer y la prioridad”, enfatizó este domingo.
El legado del Big 4 se refleja en la generación actual. En la explosión de Lore Musetti al lograr el bronce este sábado, su festejo alocado y su dedo índice apuntando a la bandera italiana en su camiseta. En las lágrimas de Carlitos Alcaraz mientras Nole trepaba por las gradas del Philippe Chatrier. “Me emocioné. No fue el resultado que quería, pero tengo que estar orgulloso por el nivel que mostré todo el torneo y hoy también. Novak jugó en forma increíble de principio a fin, así que todo mérito suyo”. El español destacó su medalla de plata: “Debo disfrutar esta sensación, no todos los días se gana una medalla”.
Como en la final de Wimbledon, como en la definición de los Juegos Olímpicos, habrá más capítulos de Carlitos con un Djokovic que no planea retirarse pronto. Hoy está allí festejando el único gran título que le faltaba. “Estoy muy orgulloso de ser parte de un grupo de atletas que pudieron lograr el oro para sus países en otros deportes. Yo fui bendecido en poder ganar casi todo lo que había en el mío, pero esto es algo diferente. Excede a todo lo que pude haber sentido en una cancha de tenis”.